sábado, 22 de mayo de 2010

Descubriendo la Ermita de Celada



Existen muchos y diversos lugares, monumentos y leyendas que se encuadran en La Robla, pero sólo hay un paraje en el cual lo tradicional y lo religioso, la leyenda y la historia, se entremezclan de una forma hermosa: la Ermita de Celada.

Conocida por todos los vecinos de la comarca roblana, pasa casi desapercibida en el paisaje, sin destacar en el mismo casi hasta estar junto a ella.No obstante, para aquellos que saben apreciar la belleza de la austeridad románica salpicada por la leyenda, así como para los fieles devotos, la ermita resiste el paso del tiempo casi impasible.

La Ermita de Celada es una sólida construcción levantada en mampostería caliza siguiendo las líneas del denominado “foco clasicista de la Meseta Norte”. En la construcción actual se observan varias etapas constructivas; la más antigua es posiblemente del XIV y corresponde a un arco apuntado de traza gótica. El resto del edificio está datado en el s. XVII, a excepción del pórtico de acceso, del XVIII, abierto y con tres arcos, que soporta el campanario.

A primera vista la ermita resulta tan sencilla que puede llegar a antojarse hasta demasiado austera. La total ausencia de adornos en el exterior, salvo los escudos de la familia Quiñones colocados en el pórtico, y los sólidos contrafuertes que refuerzan los muros norte y sur hacen que sea una construcción sobria. No obstante es en la sencillez que rodea a este monumento donde reside su encanto.

En el exterior también se puede ver una puerta, actualmente cegada, que permitía el acceso directo desde la ermita a las dependencias de los monjes que la atendían, así como al hospital que se levantaba en las inmediaciones.

Al entrar en el edificio observamos que también es bastante austero; se compone de una única nave rectangular, con bóveda de cañón y arcos fajones que coinciden con los contrafuertes exteriores. El presbiterio, de planta cuadrada, muestra una cubierta de bóveda de crucería. El retablo mayor, de aire manierista, se dispone bajo un arco abierto en el muro. Presenta tres cuerpos, los dos inferiores divididos en tres tablas decoradas con pinturas que representan distintas escenas bíblicas.

La parte central del retablo está ocupada por una hornacina que alberga la imagen de La Virgen de Celada, patrona de La Robla. Esta figura es una talla románica, policromada que representa a la virgen sentada en un trono sosteniendo en la rodilla izquierda al Niño en actitud de bendecir. Esta figura fue repintada y restaurada hace 30 años, ya que la carcoma había estropeado la talla. Además se le añadió una nueva corona de madera, ya que la corona original había sido cortada en el siglo XV para colocar una de metal.

Celebraciones en la Ermita de Celada.

Quizá la celebración más importante sea la festividad de Celada, en la cual se honra a la Virgen de las Nieves. Esta fiesta se celebra el primer domingo de agosto. Su tradición es larga y desde siempre romeros y devotos se acercan a Celada para agradecer a la Virgen sus favores. Unos días antes tiene lugar la novena en la ermita. El último día de la novena coincide con el viernes antes de la fiesta. Ese día se celebra una multitudinaria romería en la que se hace una misa en la ermita y luego se traslada en procesión la Virgen hasta la iglesia del pueblo. El último día de la fiesta, el lunes, la Virgen vuelve en procesión a la ermita, se celebra la santa misa y luego el ayuntamiento invita a todos los presentes a un vino español.

Las leyendas de la ermita.

Y como todo monumento que se precie, la ermita también está rodeada por una serie de leyendas. La tradición popular relaciona esta ermita con la época de la Reconquista, cuando las refriegas entre moros y cristianos eran constantes en estos valles. Cuenta la leyenda que en una de esas batallas, los cristianos de la zona se encontraban en clara desventaja frente al poder andalusí, por lo que rogaron a la virgen su intercesión en la batalla. Gracias a la intervención de la virgen los cristianos consiguieron la victoria y en agradecimiento levantaron, como en tantos otros puntos de la geografía hispana, una ermita de vocación mariana.

Robo en la ermita.

En noviembre de 1917, la ermita sufrió el robo de algunas piezas de valor, concretamente el manto de seda de la Virgen, valorado en 550 pesetas, la corona de plata y perlas, valorada en otras 200, y algunos hábitos, velas, y la corbata de seda que tenía la imagen de San Antón. Los autores del robo fueron Pedro y Teresa Blanco en colaboración con Juan Corbajo y Teresa Hernández. Todos fueron detenidos en Cuadros por la guardia civil, que consiguió recuperar todo lo robado a excepción de la corono de la Virgen, que los ladrones dijeron haber arrojado a un pozo. Para prevenir futuros robos se decidió guardar la figura de la Virgen en la parroquia del pueblo.

A pesar de esto, del paso de los años, las desidias y los cambiantes intereses económicos y políticos la Ermita de Celada sigue siendo un referente en la historia de La Robla.


Vista lateral de la ermita

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